Después de su último programa, „Libertad“, el nuevo trata sobre el „deseo“. ¿Se le ocurre un título así en su escritorio o en la cama?

En la piscina. Las mejores ideas siempre me vienen bajo el agua. En primer lugar, para mí era muy importante no titular el programa „Los hombres conducen, las mujeres mejor no“. Quería crear un programa en el que también las mujeres se sintieran cómodas. Ningún sentimiento es más derrochador, y probablemente también más efímero, que el deseo. Queremos el deseo, lo esperamos, pero no llega, nos dedicamos a las tareas domésticas y entonces, de repente y de forma inesperada, sin llamar a la puerta, aparece: la sencilla hermana del amor: el deseo desnudo, una tormenta de emociones, un éxtasis incontrolado, una explosión...

A la entrevista